No ser literal a veces tiene sus ventajas. Los acertijos que dejamos atrás de nosotros cada vez que evadimos un problema. ¿Evitamos los problemas? O tan solo es nuestro instinto de supervivencia actuando cada vez que evitamos que nos rompan el corazón por un malentendido. Yo por lo menos tengo el botón de espera puesto en mis problemas, los dejo esperar a que se cansen de llamar y luego resulta que lo que tenían que decirme era muy importante, y terminaron acumulándoseme las llamadas y las advertencias de ser precavida con mis sentimientos.
Evadir es una enfermedad pero un corazón roto debería ser también una enfermedad. Es solo una manera más de lastimar mi alma y lo que me queda de autoestima, que es bastante poca, debo añadir. Odio cuando las cosas no se hacen a mi manera, pero parte de enamorarme sería que las cosas nunca saldrán como yo quiero, porque es estar con otra persona que piensa y siente diferente a mí. Que ve las cosas diferentes, que ama diferente pero al final ama. No puedo decir que realmente me esté enamorando, pero sí puedo decir que estoy segura de estar confundida, de querer que todo se solucione y de esperar que por intervención divina esa persona termine queriéndome, tanto o más como yo también lo quiero.
Seguiré esperando a que todo se solucione por mano de otra persona debido a mi experiencia que es la que justifica mi cobardía, los corazones se rompen y eso duele pero duele más si la persona que te le rompe es mucho más importante de lo que uno imagina.
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