

No me da miedo que tardes, porque una vez estés aquí el dolor se marchará lejos y las lágrimas correrán hacia el mar para perderse en las profundidades. Esperaré todo el tiempo que sea necesario, de pie, sin rendirme, porque la rendición es el camino más fácil y yo siempre he sido difícil. Puede que tenga que soportar mil huracanes más, o que el cielo este en calma a cada momento. Puede que sienta las gotas de agua resbalar por mi espalda, pero si estás a mi lado recogeremos la lluvia para regar las flores de nuestro jardín.
Ahora veo el cielo, las nubes blancas que pasan lentamente; y siento el calor de la tierra y el tacto de la luz del sol sobre mis brazos. Y las calles se abren ante mí y los coches las inundan con sus luces de atrás verde esperanza.
Y ahora no hay nada que me frene porque me siento capaz de todo, simplemente por imaginarte ahí fuera, esperándome.
Y súbitamente los vientos cesan y las ortigas se marchitan, y nuestra vereda se cubre de amapolas.
¿No es increíble que sienta todo esto sólo sabiendo que te encontraré?
No importa si eres el primero o si atrás quedan unos cuantos que no merecieron la pena que no supieron valorar todo lo que se esconde bajo mi mirada ni apreciar la sonrisa de mis labios.
Vibra el cielo y las paredes de este dormitorio vuelven a percibir un estiramiento en mis labios, que se pliegan hacia arriba sin que yo pueda evitarlo. Sabía que la risa es algo que no se olvida, aunque lleve largo tiempo sin utilizarla.
Cuando empecemos a tejer el futuro que nos espera en el telar de nuestras vidas, basándonos en el boceto de los sueños que guardamos en el corazón, no hará falta que intente recordar tantas cosas porque jamás las olvidaremos.
Así que aquí te espero hasta que te encuentre, o me encuentres, o nos encontremos. Los que nos espera.
Ahora veo el cielo, las nubes blancas que pasan lentamente; y siento el calor de la tierra y el tacto de la luz del sol sobre mis brazos. Y las calles se abren ante mí y los coches las inundan con sus luces de atrás verde esperanza.
Y súbitamente los vientos cesan y las ortigas se marchitan, y nuestra vereda se cubre de amapolas.
¿No es increíble que sienta todo esto sólo sabiendo que te encontraré?
No importa si eres el primero o si atrás quedan unos cuantos que no merecieron la pena que no supieron valorar todo lo que se esconde bajo mi mirada ni apreciar la sonrisa de mis labios.
Vibra el cielo y las paredes de este dormitorio vuelven a percibir un estiramiento en mis labios, que se pliegan hacia arriba sin que yo pueda evitarlo. Sabía que la risa es algo que no se olvida, aunque lleve largo tiempo sin utilizarla.
Cuando empecemos a tejer el futuro que nos espera en el telar de nuestras vidas, basándonos en el boceto de los sueños que guardamos en el corazón, no hará falta que intente recordar tantas cosas porque jamás las olvidaremos.
Así que aquí te espero hasta que te encuentre, o me encuentres, o nos encontremos. Los que nos espera.
Escrito por Elena García
Me encontré este escrito y decidí compartirlo porque me pareció bastante insprirador ^^ Ojalá les guste tanto como a mí
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