sábado, 25 de septiembre de 2010

Delirio Número 1

Hola de nuevo lamento mucho haber estado desaparecida y a la poca o casi inexistentes personas que leen este blog les quiero regalar la sección que llamaré Delirios Universales. En honor a mis cabilaciones iré publicando varias cosas en su mayoría escritas por mí... una frase suelta de vez en cuando ya verán. Ahora a lo que estamos les dejo este delirio sin nombre que le quiero dedicar a mi mejor amigo. 


A veces olvidamos que la vida es un regalo un milagro que cada día se nos regala. Pero se nos va, lentamente, con cada segundo que pasa con cada respiración. Se desvanece invisible ante nuestros ojos.
Peleando, odiando, dudando, temiendo, se nos va incluso más rápido. Siempre hablan de aprovechar la vida al máximo, por un momento las palabras que nos dicen parecen significar mucho, incluso nos llevan a pensar que vamos a cambiar pero la mayoría de las veces eso no sucede.
Hacer que sea posible disfrutar de cada pequeño momento porque la felicidad está hecha por ellos. Una amistad, un abrazo, un beso, el amor que aunque llegue tarde siempre llega, sólo hay que saber esperar. Porque aprovechar la vida no significa buscar desesperadamente a alguien a quien amar por miedo a que se nos vaya la vida, tampoco tirarnos de edificios altos en paracaídas todos los días, vivir al extremo, comer en grandes cantidades todo lo que queremos.
Aprovechar la vida es reír hasta llorar, es ese cosquilleo que viene con el amor que mantiene latiendo fuerte al corazón, sonroja mejillas, pide, añora y desea. Es entender que en la vida no se puede tener todo lo que se quiere pero se puede intentar alcanzar y luchar por lo que uno quiere. Es soñar tan alto que no importe que la meta sea inalcanzable, la caída puede doler pero sólo sirve para levantarse, aprender y volver a empezar.
Aunque a veces nos sentimos decaídos, dolidos, aterrorizados y pensemos que nuestros problemas son los más importantes. Lo que hay que hacer es mirar al cielo, sea de día o de noche y dar un respiro profundo, volver a cerrar los ojos y ver que así como estaba oscuro podemos abrir los ojos y todo sigue ahí. Nada se ha derrumbado porque nosotros estamos parados, eso no quiere decir que a nadie le importan nuestros problemas sino que existen millones de personas soñando, riendo al mismo tiempo que uno está llorando, y otro problema a veces es más grande que el nuestro.
Lo bueno es ver el lado positivo en el peor de los casos buscarle la vuelta al problema, reír cuando se tienen ganas de llorar, dejar ir cuando se sabe que así esa persona podrá alcanzar su felicidad. Pero por sobre todo aprender que cuando un minuto estamos aquí al siguiente puede ser que ya no, por lo tanto intentar no vivir con arrepentimientos, lo que está hecho por algo está hecho y ya no se puede cambiar, lo que se siente, se siente y hay que decirlo. Aprender a vivir y no sólo mantenerse despierto cada día.

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