martes, 7 de junio de 2011

Delirio Número 3

 El estrés me está empezando a afectar emocionalmente, así que en un arrebato escribí uno de mis tantos delirios... si no lo entienden en parte igual me ha servido como siempre para desahogarme.
 
Queriendo expresar sentimientos que no tengo, me estoy ahogando en un vaso sin agua. Siempre escuchando canciones de amor esperando al príncipe que nunca va a llegar, teniendo miedo siquiera de probar por haber besado a un sapo que nunca se convirtió la última vez.  Siempre perseguida por el pasado, nunca capaz de mirar adelante porque somos lo que fuimos y seremos lo que somos.
Convenciéndome que algo mejor está por venir, estresándome por las cosas que vendrán, incapaz de parar un momento para observar el cielo que tanto anhelo. La luna que me mira a una distancia cautelosa. Sueño con esa luna, el día que pueda mirarme a los ojos y decirme que me ha estado esperando toda la vida. Copiando palabras de un amigo invisible, robando sueños ya que con los míos no basta. Quiero parar no puedo, me ahogo, me sofoco. Quiero mirar no puedo estoy ciega, todo se cae se desmorona… ¿qué nos queda entonces? Tanto esfuerzo para nada, para empezar de nuevo, caer y levantarme, gastando las mismas frases de siempre “la vida es así” “persevera y lograrás” “la esperanza es lo último que se pierde”
No me queda nada porque nada nunca me ha pertenecido, ni las personas a mi lado son mías, ni la ropa que visto, ni las cosas que tengo, todo le pertenece al universo que conspira para que se cumpla todo. Mi corazón nunca ha deseado algo tan fervientemente, sin embargo el universo no lo cumple. Lástima diré y me iré… me he cansado de buscar, me he cansado de caminar, he decidido parar y dormir, tal vez dormir unas horas, tal vez días, tal vez por toda la eternidad, la única manera de olvidarse de todo es dormir, pero dormir para no despertar.

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